En Carrot hemos tenido de todo; sobre todo al principio cuando nada más éramos dos personas operando, ya te imaginarás que tenemos que pasar de todas las cachuchas, desde “viene-viene” hasta directores financieros. Me acuerdo de una experiencia de un chavito que nos rentó una camioneta y se la llevó a Acapulco y nos habló a la una de la mañana de un sábado a decirnos que curiosamente el mar se había llevado las llaves de la camioneta. Diego y yo tuvimos que ir el domingo a las siete de la mañana a la estación de camiones y echarnos un volado para ver quién le iba a llevar las llaves al chavo y lo pudiera regresar, lo cual nos daba una flojera impresionante.

Lo padre es que hablamos a una renta convencional de cohecho saber cómo ellos lo hubieran solucionado y con la mano en la cintura nos dijeron que no había solución hasta el lunes a las 9 de la mañana por lo que nosotros dos nos sentimos mucho mejor de que hayamos dado mucho mejor servicio que está empresa trasnacional. Fue aburrido el viaje a Acapulco, pero estuvo muy bien el servicio que dimos.